Identificar las causas que amenazan la consecución de los objetivos que tiene planteados una empresa es una tarea ineludible si se quiere alcanzar el éxito. Para ello se pueden adoptar diferentes estrategias:
- Estrategias defensivas.
Permiten percibir el riesgo a través de sistemas de control. Mediante las estrategias defensivas se puede minimizar la ocurrencia de un determinado riesgo y las amenazas que pueden dificultar o impedir el logro de los objetivos previstos.
- Estrategias ofensivas.
Conciben el riesgo como amenaza y también como oportunidad de mejora y crecimiento y no ayudan a reducir los impactos negativos de los mismos y a maximizar los resultados.
- Estrategias basadas en el análisis de las fuentes de riesgo.
Desde esta estrategia se concibe el riesgo como incertidumbre y pretende minimizar la desviación entre los resultados esperados y los finalmente obtenidos. Desde esta óptica se tienen en cuenta tanto las fuentes de riesgo internas (gestión del capital humano, innovación tecnológica etc.) como las externas (cambios en el entorno como por ejemplo los cambios normativos, los referidos al comportamiento de clientes y proveedores o a los giros del propio mercado)