La inteligencia artificial y sus subtecnologías están de moda este año en todos los sectores industriales, desde los operadores de telecomunicación, a los hospitales y la automoción, pasando por el marketing analítico y la gestión de recursos humanos, tal como pone de manifiesto el informe de Telefónica, “Sociedad Digital en España 2017”.
En el Mobile World Congress (MWC) de 2017, en su conferencia inaugural, el presidente del importante Grupo SoftBank, Masayoshi Son afirmó que, dentro de treinta años, la inteligencia artificial será más inteligente que el cerebro humano. En la misma ocasión, Peggy Johnson, vicepresidenta ejecutiva de desarrollo de negocio de Microsoft, afirmó que la inteligencia artificial se convertirá en la tecnología transformadora de nuestro tiempo.
Con motivo del mismo evento, el presidente de Huawei aseguró que:
«El viaje hacia un mundo inteligente ha comenzado ya. Muchos años de experimentación e innovación en tecnología están conduciendo el desarrollo industrial hacia un gran número de oportunidades de negocio. Poniendo el foco en las infraestructuras TIC y en los dispositivos inteligentes, seremos capaces de crear este mundo inteligente y conducir su actual progreso».
Aunque todo no son felicitaciones sobre el futuro de la IA. El arquitecto de la World Wide Web, sir Tim Berners-Lee, en una charla que dio en el mes de abril en el Innovate Finance Global Summit, ofreció un escenario de pesadilla donde la inteligencia artificial podría en los próximos años convertirse en los nuevos Masters del Universo, como en la novela La hoguera de las vanidades, creando y gestionando multitud de empresas mejor y más rápidamente que los directivos humanos. Berners-Lee describía un mundo donde los sistemas basados en inteligencia artificial empezaban a desarrollar sus capacidades para la toma de decisiones y explicaba el impacto que esto podría tener en el funcionamiento de nuestro sistema económico y financiero.
La inteligencia artificial y sus tecnologías asociadas como el aprendizaje automático (machine learning) y el aprendizaje profundo (deep learning), junto con la robótica, se difunden por todos sectores industriales, en especial en los sectores tecnológicos y financieros, pero también en los de la salud y los cuidados sanitarios, al mismo tiempo que transforman el mundo de los medios, convirtiendo a los tecnólogos de informática y comunicaciones en los empleados más codiciados en detrimento de vendedores y estrategas.
¿Un nuevo jefe: la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial está cambiando la forma en que los directivos empresariales realizan su trabajo, desde quién es contratado hasta cómo son evaluados y quiénes son ascendidos. Por encima de los directivos existe ahora un nuevo jefe: la inteligencia artificial. La misma tecnología que subyace debajo de una app de navegación para encontrar la ruta más eficaz para llegar a nuestro destino o hace que una tienda online recomiende productos en función de las compras anteriores está a punto de transformar las oficinas, prometiendo nuevas respuestas para las preguntas siguientes: ¿cómo se buscan los mejores candidatos para un puesto de trabajo?, ¿cómo se consigue el mejor rendimiento de los empleados? y ¿cómo se fideliza a los mejores empleados?
Es obvio que la realización «automática» de estas funciones por estos sistemas hace surgir muchas dudas que todavía están sin aclarar. Al realizar el seguimiento de los empleados, en especial en lo que se refiere a su comportamiento personal, la privacidad es la primera de las preocupaciones. Los sistemas que realizan la selección de personal suscitan también algunas cuestiones. Por ejemplo, el sistema de Entelo favorece a los candidatos con una amplia huella digital en red, mientras que el sistema de SAP podría preferir aquellos cuyas características se adaptan mejor a las de los empleados contratados anteriormente.
Cuarta revolución industrial
El nuevo catalizador de la inteligencia artificial es el aprendizaje profundo (deep learning o DL, en inglés), que ha mejorado de forma dramática las capacidades de los sistemas IA. En 2017 han empezado a cristalizar dos fenómenos que resultan cruciales. Primero, la ampliación considerable del campo de acción de los sistemas IA abarcando ámbitos tales como la asistencia sanitaria, la agricultura, las telecomunicaciones, la distribución y las finanzas, así como su combinación con otras tecnologías emergentes como los sistemas para el Internet de las Cosas (IoT) y la analítica para big data. Segundo, en 2017 han aparecido los primeros prototipos de aceleradores hardware para mejorar las prestaciones de los algoritmos. Las redes neuronales de aprendizaje profundo para el aprendizaje automático constituyen la innovación de más éxito en el campo de la IA.
Estamos ante una cuarta revolución industrial que hará que todas las empresas y todos los negocios giren alrededor del software, siendo la IA el principal agente de disrupción en esta nueva fase de la transformación digital. El software para IA resulta cada vez más accesible, principalmente gracias a la ética de compartición de códigos y de difusión de los artículos de investigación. Las librerías fundamentales de algoritmos software para aprendizaje de máquinas y de aprendizaje profundo se comparten abiertamente para estimular el progreso en este ámbito y para alcanzar el nivel de la inteligencia artificial general, es decir, que la máquina se comporte igual que un ser humano.
La IA ofrece un gran potencial de aplicaciones en combinación con otras tecnologías emergentes o ya existentes, como es el caso del análisis de big data, la comprensión del lenguaje natural, la traducción del habla y la optimización de sistemas. Los departamentos de marketing utilizan herramientas de análisis avanzadas que ponen el foco en el comportamiento de los clientes, la lógica de los clientes y la optimización de las actuaciones de marketing. Muchas de estas herramientas y tecnologías utilizan componentes de inteligencia artificial. La IA siempre ha estado presente en estos entornos, pero al crecer el volumen y la diversidad de los datos y haberse popularizado el almacenamiento en la nube para incrementar de forma económica la potencia de cálculo y el almacenamiento de datos, se ha producido su resurgimiento y su integración con el marketing analítico.
El debate está servido
Los conceptos como superinteligencia o algoritmos inteligentes hacen que la gente se sienta incómoda, pero están surgiendo máquinas analíticas con prestaciones cognitivas increíblemente rápidas.
Pero colaborando con la robótica para la automatización es donde la inteligencia artificial está tomando más protagonismo. Las TIC se orientan cada vez más hacia la automatización de tareas y las soluciones inteligentes multisectoriales suscitando el debate que divide a la sociedad europea y, en particular a la española, sobre las ventajas y los inconvenientes de la progresiva automatización de los procesos industriales de fabricación y de los procesos de provisión de servicios, con la consiguiente desaparición de ciertos empleos y la creación de otros nuevos con sus correspondientes capacidades y habilidades.
El McKinsey Global Institute estima que el 30% de las tareas de la mayor parte de las ocupaciones o empleos son repetitivas y pueden ser automatizadas mediante un robot que, ejecutando un software preestablecido, interactúa con los procesos, tanto de producción como de suministro de servicios. Bajo ese concepto se instalaron en 2017 miles de robots tanto para atender a los clientes, los denominados chatbots, como para simplificar y optimizar los back-office de muchas empresas.
En este despliegue de nuevas soluciones, no debemos olvidar que los sujetos de la emergente sociedad cognitiva son seres sociales para quienes la tecnología es una herramienta que definimos, controlamos y manejamos dentro de un concepto cultural y social. Como en anteriores revoluciones industriales, la digitalización llega con oportunidades y riesgos que debemos considerar con cierta perspectiva, ya que los expertos más optimistas sugieren que las profesiones no se automatizarán completamente, sino únicamente en ciertas tareas específicas. En efecto, un trabajador generalmente ejecuta un conjunto de tareas y su trabajo no será remplazado totalmente por un robot.
Además, en un concepto más amplio, resulta obvio que la automatización puede constituir una oportunidad para Europa. Un trabajador, ayudado de un robot, puede concentrarse en tareas que requieren experiencia, criterio, intuición o creatividad, de forma que el progreso tecnológico creará nuevas ocupaciones y hará el trabajo más interesante y ayudará a mejorar la productividad de los empleados. Por ello, a la hora de tomar decisiones en esta cuestión, no debemos fijarnos exclusivamente en los escenarios más desfavorables.
Aplicaciones actuales
La robótica, en combinación con la inteligencia artificial, está resolviendo problemas y aportando soluciones creativas en campos tan inaccesibles como la rehabilitación médica.
Mientras que los asistentes personales, como Siri o Cortana, están dando muestras de verdadera inteligencia artificial, aunque su uso es muy desigual alrededor del mundo, desde el 63% de la población china hasta el mero 11% de Francia (en España lo utiliza el 16%). Algunos de estos bots conversacionales han sido incorporados en sistemas de diálogo como asistentes virtuales automatizados y las empresas están usándolos para suplir la función de los call centers. Este tipo de sistemas es capaz de responder al usuario y de ayudarlo en múltiples actividades, como pueden ser aprender, buscar, recordar, conectar con otros sistemas o integrar servicios. La historia de esta tecnología se remonta a 1966, año en que un dispositivo llamado Eliza podía imitar las respuestas de un psicoterapeuta y simular una conversación humana. Sin embargo, no fue hasta 2001 cuando el sistema SmarterChild sentó las bases de lo que ha sido la evolución de estos robots conversacionales.
También surgieron en 2017 aplicaciones inquietantes: después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, aparecían noticias en torno a los nuevos asistentes digitales y la utilización de agentes software desde chatbots hasta botnets a través de Facebook o Twitter para formar o alterar de manera masiva la opinión de los electores de la audiencia e influir en los acontecimientos políticos del mundo real y conseguir poder político. ¿El software hace reyes o elige presidentes?
La empresa International Data Corporation (IDC) ya pronosticó que en 2017 la mayor área de gasto tecnológico en Europa Occidental serían las aplicaciones cognitivas (516 millones de dólares), incluyendo aplicaciones de procesos y aplicaciones cognitivamente habilitadas que automáticamente aprenden, descubren y hacen recomendaciones o predicciones. Por otro lado, las plataformas de software cognitivo e Inteligencia artificial que proporcionan las herramientas y tecnologías para analizar, organizar, acceder y ofrecer servicios de asesoramiento basados en una gama de información estructurada y no estructurada, verán que las inversiones recibidas alcanzarán los trescientos cincuenta millones de dólares este año.
La inteligencia artificial está en estos momentos en el foco de muchas empresas tecnológicas. Diríase que casi todos los principales agentes del mundo tecnológico están ya invirtiendo en su propia IA, adquiriendo compañías especializadas en esta área o haciendo ambas cosas.
Fuente: https://cepymenews.es/
Fuente: Club de Emprendedores