Internet y los medios sociales han supuesto para muchos emprendedores una nueva forma de trabajar, de hacer contactos comerciales, de encontrar colaboradores en diversos sectores y, por supuesto, también de financiar sus ideas de negocio. El tema de la financiación es, quizás, uno de los aspectos más difíciles para muchas de las personas que buscan en el autoempleo una vía de acción y éxito laboral. Sin embargo, la fórmula que ofrecen las nuevas tecnologías, que nos ayudan a entrar en contacto con grandes comunidades de usuarios, acompañadas de creatividad y buen hacer, pueden ayudar al potencial emprendedor a conseguir los fondos necesarios para lanzar su proyecto.
Una de estas fórmulas es la del crowdfunding o micromecenazgo: un sistema de financiación colectiva, con un importante componente de apoyo en las comunidades online de redes y otros medios sociales, que se está convirtiendo en una gran salida para muchos proyectos empresariales.
Qué es el crowdfunding
Aunque el término crowdfunding como tal es más bien nuevo, la idea detrás del mismo no resulta tan novedosa. Este proceso de micromecenazgo se basa en lograr financiación para un proyecto a través de la ayuda económica, de menor o mayor cantidad, que realiza una comunidad de personas interesadas por la iniciativa y/o por aquello que puede reportarles en el futuro (un producto o servicio, un descuento en su adquisición, una compra anticipada, acciones…).
Pero entonces, si la idea no es nueva en sí, ¿por qué el crowdfunding se ha convertido en tendencia en estos últimos años? La respuesta está en Internet y la web 2.0, ya que este método de financiación ha sabido encontrar en las redes sociales unas potentes aliadas, capaces de lograr una expansión viral de enorme alcance para aquellos proyectos emprendedores cuya idea de negocio ha resultado llamativa e interesante para sus usuarios.
Qué tipos de crowdfunding existen
La financiación mediante crowdfunding funciona habitualmente a través de una plataforma online de participación colectiva, que permite a los emprendedores anunciar su proyecto con todo lujo de detalles e informar sobre el proceso de desarrollo del producto/servicio, y a los inversores conocerlo de cerca y preguntar por aquellos aspectos que les generen más dudas, antes de decidirse a realizar una aportación económica.
Partiendo de esta base, la Asociación Española de Crowdfunding habla de cuatro tipos de micromecenazgo, dependiendo de cómo sea la naturaleza de este intercambio:
- Recompensa: cuando los inversores reciben, a cambio de su aportación, algún tipo de recompensa proveniente del proyecto emprendedor.
- Inversión: cuando el inversor recibe algún tipo de compromiso sobre los futuros beneficios de la iniciativa emprendedora, como por ejemplo acciones de la misma.
- Préstamo: cuando el inversor presta el dinero y espera, en un plazo dado, su devolución junto a una cierta cantidad en concepto de interés.
- Donación: cuando el inversor no espera contraprestación alguna por su aportación. Esta última modalidad suele estar especialmente vinculada a proyectos de crowdfunding humanitarios y/o solidarios.
Cómo suele funcionar el crowdfunding
La financiación colectiva a la que un emprendedor puede acceder a través del crowdfunding suele depender de una serie de fases y plazos. Parte de este mecanismo de funcionamiento, así como la manera en la que los responsables de la iniciativa reciben posteriormente lo recaudado, dependen de la plataforma sobre la que se quiere dar a conocer el proyecto, que define también la comisión que retendrá sobre la inversión recibida.
En cualquier caso, lo normal es que los emprendedores que quieran utilizar el crowdfunding como método de financiación contemplen esta serie de aspectos:
- Descripción del proyecto. En qué consiste, cuáles son sus objetivos, cómo se va a abordar el proceso de desarrollo del producto/servicio, qué cantidad se necesita recaudar…
- Descripción de las recompensas. Según la cantidad que aporte cada inversor en la plataforma de crowdfunding, qué beneficios obtendrá. Este tipo de contraprestaciones pueden ir desde una mención o agradecimiento, hasta productos de merchandising, descuentos o ventajas al adquirir el producto o servicio, regalos especiales, etc.
- Elaboración de contenidos sobre el proyecto. Teniendo en cuenta que una de las grandes ventajas que ofrece el crowdfunding es la posibilidad de viralizar el proceso de financiación de la iniciativa emprendedora, y por tanto de dar a conocer exponencialmente el producto o servicio que se pretende lanzar, esta fase es muy relevante. Durante la misma, los emprendedores deben esforzarse por crear todo el material que permita explicar a fondo el sentido del proyecto, pensando especialmente en las redes sociales. Vídeos, infografías, imágenes, secciones de preguntas y respuestas frecuentes, artículos detallados en blogs… son algunos de los contenidos que se pueden abordar.
- Plazos de inversión. El tiempo con el que el proyecto emprendedor contará a la hora de intentar financiarse mediante crowdfunding en la plataforma seleccionada. Este punto es muy importante, ya que mientras algunos servicios entregan a los responsables de la iniciativa la cantidad recauda, haya logrado o no su objetivo de inversión, en otras plataformas los emprendedores sólo reciben el dinero si se alcanza la cantidad especificada al inicio del plazo.
Qué plataformas de crowdfunding existen
La explosión del crowdfunding como método de financiación en los últimos años ha significado también el nacimiento de multitud de plataformas y servicios relacionados con el micromecenazgo. Si bien las más conocidas a día de hoy son probablemente Kickstarter o Indiegogo, existen muchas otras plataformas públicas y privadas que pueden resultar útiles para el emprendedor.
La Asociación Española de Crowdfunding, desde su web oficial, ofrece un listado de empresas, instituciones y organizaciones de distinta índole que pueden ayudar a los emprendedores a financiar sus proyectos a través de este método.
