Mario Draghi ya está de vuelta. El presidente del Banco Central Europeo cha comparecido a las 14.30 horas tras el parón estival para ratificar su hoja de ruta monetaria, alertar del «proteccionismo creciente», llamar a la calma ante las turbulencias de Turquía o Argentina y, sobre todo, para confirmar que la economía se está enfriando. Nada grave. De momento, el relato oficial se limita a hablar de «ralentización» en un contexto de «crecimiento robusto» de la Eurozona. Pero guste o no, la noticia del Consejo de Gobierno fue la revisión a la baja de las previsiones del PIB tanto para este año, que pasa del 2,1% al 2% publicado en junio, como para 2019, que pasa del 1,9% al 1,8%. Sí, poco, apenas una décima, pero baja. A veces, las tendencias son más relevantes que las cifras.
El BCE está adentrándose en arenas movedizas. El fin de los estímulos, el temido ‘tapering’, está a la vuelta de la esquina. Toca prepararse para una incierta resaca tras la borrachera de liquidez que comenzó en 2015 y que terminará a finales de este año, como ratificó ayer el italiano. A partir del 1 de octubre, las compras mensuales de deuda (bonos soberanos, sobre todo) bajarán de 30.000 a 15.000 millones, para desaparecer de forma definitiva el 1 de enero de 2019. Todo esto, ojo, «siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo del Consejo de Gobierno». Es la bala que Draghi se guarda en la recámara, la apostilla que esgrimir ante los halcones alemanes en caso de que las cosas vengan mal dadas, algo improbable.
Además, el BCE confirmó su intención de «reinvertir el principal de los valores adquiridos que vayan venciendo, durante un período prolongado tras el final de sus compras netas de activos y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de liquidez favorables y un amplio grado de acomodación monetaria». Se trata de una red de seguridad nada desdeñable de unos 200.00 millones.
La inflación, invariable
Respecto a las decisiones de política monetaria convencional, lo esperado: sin cambios. Los tipos de interés aplicables a las operaciones principales de financiación y la facilidad de depósito se mantendrán en el histórico 0% y el -0,40%, respectivamente. Y va para largo. «El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés oficiales del BCE se mantengan en los niveles actuales hasta al menos durante el verano de 2019 y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos, al 2 % a medio plazo», reza el texto aprobado. Las nuevas previsiones no han variado respecto a lo dicho en junio. Tanto en 2018, como en 2019 y 2020, será del 1,7%.
Mario Draghi dejará la presidencia de la entidad el 31 de octubre del año que viene. La duda es saber si dejará Fráncfort sin subir ni una sola vez los tipos, algo inédito aunque no descartable.
Fuente: https://www.hoy.es/
Fuente: Club de Emprendedores